Viaje gastronómico por la cocina sonorense

Mochomos Carne sobre piedra

Después de que Mochomos Tijuana se unió a la familia de TJ Medios Exteriores como uno de nuestros clientes, Flor y yo aceptamos su invitación para probar de primera mano el nuevo sazón que han traído a la Baja. La noche prometía ser especial y, con mucha curiosidad, nos dejamos llevar por la experiencia que Mochomos ofrece, esa que va más allá de la comida.

Desde que cruzamos la puerta, fuimos recibidos con una calidez que hizo sentirnos en casa. La iluminación tenue, la música de fondo y la sonrisa de su personal crearon una atmósfera que equilibraba la perfección, la elegancia y la cercanía. Ya en nuestra mesa, el mesero nos trajo el menú con una breve introducción: “Aquí celebramos los sabores de Sonora”, comentó, y desde ese momento supimos que estábamos por descubrir algo especial.

Guiados por la recomendación del gerente de mercadotecnia de Mochomos, comenzamos con las entradas. En Tijuana, el pulpo es casi una tradición, pero Mochomos ofrece su propia interpretación. Optamos por el “Pulpo a las Brasas” y debo decir que fue un acierto: los tentáculos se presentan en un montaje digno de fotografía, tiernos y jugosos, asados ​​a la perfección, y acompañados de una salsa que parece hecha para resaltar cada bocado.

Los “Tacos de Rib Eye” también llamaron nuestra atención. La carne estaba al punto exacto, con una frescura que se combina en armonía dentro de una tortilla artesanal; cada mordida nos llenó de sabores que hablaban del cuidado y la calidad de los ingredientes.

Para los platos fuertes, nos fuimos por el “Filete de Res en Costra de Chiles”. La carne era jugosa y la costra especiada le daba una textura crujiente y un sabor que se queda en la memoria. También compartimos el “Salmón al Mezquite”. Si eres amante de los mariscos, este plato es una joya. El ahumado del mezquite y la suavidad del salmón se combinan en un equilibrio perfecto, logrando que cada bocado sea realmente memorable.

A la hora del postre, el “Pastel de Elote” fue una sorpresa: su dulzura es natural, no empalagosa, y tiene una textura esponjosa que encanta al paladar. Flor pidió el “Flan de Cajeta”, y debo admitir que robé varios bocados. Su cremosidad y sabor profundo hacen de este postre el cierre perfecto para una cena especial.

La selección de vinos y cocteles de Mochomos merece una mención aparte. Con etiquetas tanto nacionales como internacionales, cada copa está pensada para resaltar los sabores de la cocina sonorense. Nosotros optamos por un vino tinto que, según nuestro mesero, maridan perfecto con el filete de res, y fue un gran acierto.

Antes de despedirnos, el mesero nos preguntó si sabíamos la historia y origen del nombre del restaurante Mochomos. ¿Quieres saberlo?

Descúbrelo en Tijuana.